El 1 de enero, entró en vigor una ley francesa sobre la base de la cual los empleados pueden apagar sus teléfonos inteligentes fuera del horario laboral y, por lo tanto, pueden cortar el acceso a su correo electrónico laboral. Esta medida es una consecuencia del aumento de la presión de tener que estar siempre disponible y conectado, lo que ha resultado en una gran cantidad de horas extras no pagadas y problemas de salud. Se requiere que las grandes empresas con 50 o más empleados negocien con sus empleados sobre las reglas específicas que se les aplicarán. ¿Seguirán los holandeses?
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